Reparar el parquet es el proceso por el cual el desgaste, golpes, rayas y manchas desaparecen, las juntas entre tablillas se tapan, la madera retoma su color original y el barniz vuelve a convertirse en esa capa de protección y brillo.
Por más que cuidemos el parquet, siempre llegará un día en el que ocurra cualquier accidente que acabe dañando la superficie del suelo. Por eso, este tipo de pavimiento necesita un cuidado diario y una reparación a los diez años para que vuelva estar como nuevo.
Si bien el parquet es uno de los mejores suelos en cuestión de calidad, es también el que se suele dañar o rallar con más facilidad por lo que es esencial que, cuando notemos que está realmente estropeado, sepamos cómo reparar el parquet.
El suelo de parquet es un pavimiento formado a partir de tiras de madera sólidas y sus tipologías se diferencian según el grosor y la calidad de la madera. Un parquet se coloca, se pinta o se aplica una cera protectora o bien se impregna con aceites para que haya transpiración. Sin embargo, cuando instalamos el parquet en el hogar, se encuentra sujeto a arañazos o daños.
Para poder restaurar el parquet es necesario recurrir a profesionales del sector ya que se requiere de maquinaria especializada. Si se intenta hacer de manera autónoma, podemos acabar dañando aún más el suelo.
Antes de reparar el parquet hay que analizar qué daños ha sufrido el pavimiento ya que, si se trata de pequeños golpes o rayaduras, pueden repararse fácilmente a través de ceras, masillas y reparadores de madera. Este tipo de productos disimulan estos pequeños daños comúnmente producidos por accidentes domésticos.
También existen los lápices retocadores y aplicadores de barniz, que igualan y disimulan los golpes que puede haber recibido el parquet. Con las masillas reparadores podemos lograr un retoque final efectivo mientras que, si mezclamos ceras de colores similares a la madera que tengamos, podemos conseguir que se asemeje al color de nuestro parquet.
La reparación más habitual para los suelos de parquet natural consiste en el acuchillado, lijado y barnizado de la superficie. A partir de estas técnicas conseguiremos que el parquet tenga un aspecto homogéneo y eliminaremos cualquier arañazo o mancha.
Con el tiempo, el barniz o pintura aplicada en los suelos de madera se reseca y queda un aspecto envejecido. También es común que se empiece a pelar y decolorar. Cuando sucede esto, la mejor solución es proceder con el lijado. De esta manera, podremos retirar el barniz y aplicar nuevas capas al suelo.
Por otro lado, si el parquet tiene golpes y rayaduras superficiales, se podrá tratar con papel de lija y barnizado. Una nueva aplicación de barniz ofrece la oportunidad de cambiar el color del suelo y renovar, así, el aspecto del hogar. Además, con el embarnizado también podremos disimular manchas que ya no puedan eliminarse del parquet.
Con el término de parquet levantado nos referimos al hecho por el cual el material crece horizontalmente sobre la superficie hasta chocar con la pared, el pre-marco de la puerta y otro obstáculo. Si crece demasiado, lo primero que se puede percibir son los montículos que ceden cuando pisamos el suelo, pero al dejar de pisar vuelven a levantarse.
Existen varias causas por las que el parquet puede levantarse, entre las más comunes destacan:
Como vemos, gran parte del deterioro de un parquet pasa porque algunas de sus láminas se levanten, esto ocurre sobre todo en viviendas donde hay mucha humedad y calor. Este problema puede suceder en cualquier estancia del hogar y alterar la estética del pavimiento.
Filtraciones de agua o constantes cambios de temperatura también provocan que el parquet se acabe dilatando y soltándose del pavimiento. Ante estos factores podremos cambiar las tablas defectuosas por productos nuevos o proceder al acuchillado para lijar la capa superior del parquet y devolverlo a su apariencia normal.
La madera tiene una naturaleza higroscópica, es decir, está formada por un compuesto de materiales que atraen el agua o vapor de agua. Con la llegada del verano, aumentan las temperaturas y la humedad del ambiente, hecho que provoca la dilatación de la madera. Ocurre lo mismo con el frío del invierno, pero, en vez de dilatar el parquet, lo contrae.
Para evitar estos movimientos del suelo de parquet hay que dejar las llamadas juntas de dilatación en la instalación, es decir, debemos dejar una pequeña distancia para que, si se producen movimientos en el suelo, haya un margen de juego. De esta manera evitaremos que el parquet se levante.
Para contrarrestar la falta de humedad en invierno, podemos utilizar humificadores para mantener el hogar en un nivel de humedad óptimo.
Los parquets fueron ideados para caminar descalzos sobre ellos, por eso es importante que los disfrutemos de esa misma manera. De hecho, los peores enemigos del parquet de madera natural son los zapatos de calle. Piedras adheridas a las suelas, suciedad, filos en el caso de los tacones o agua cuando llueve, todos estos factores acaban dañando el parquet.
De igual manera que la belleza de la madera natural no puede ser igualada por ningún suelo de imitación, su calidez y tacto tampoco. Cuidar este material noble en nuestro día a día evitará daños superficiales y hará que el proceso de reparar el parquet pueda postponerse.
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